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Luis Ramos Penabad

Fabricantes de baterías con el agua al cuello

No cabe duda de que el futuro de la automoción y de la movilidad pasa por la electricidad. No cabe otra alternativa si queremos reducir la dependencia del petróleo y la contaminación. El gran problema de esta transición es que un cambio de un sistema centenario no se puede hacer de un día para otro… y que la crisis económica está ralentizando la compra de coches eléctricos.

La primera señal llegó la semana pasada desde Estados Unidos. Enerdel, empresa fabricante de baterías (a la que el gobierno federal de EE.UU. había subvencionado con 92 millones de euros para construir una fábrica de baterías de ion-litio en Indiana), declara suspensión de pagos (o concurso de acreedores, como se le llama ahora en España).

Aunque su empresa matriz, Ener1, asegura que Enerdel continuará funcionando durante el proceso de suspensión, sus dificultades no son fruto de una mala gestión. El problema es que, aunque se venden cada vez más coches híbridos y eléctricos en todo el mundo… pero no son suficientes para mantener tantas empresas, que persiguen los pocos contratos para fabricar sus baterías.

Planta de Think City

La demanda de coches más limpios crecerá sin duda alguna porque la legislación empuja a ello en todos los continentes.La innovación también facilitará que las baterías y otros componentes sean cada vez más barato. Pero mientras llega ese momento, habrá muchas empresas que desaparezcan si no consiguen contratos o financiación.

Los problemas de Ener1 surgieron que tenía un único cliente principal,  Think. En 2011 su Think City se vendió muy mal ante la llegada de competidores al mercado de los coches eléctricos… y arrastró a Enerdel con ella.

“La demanda de vehículos eléctricos no se desarrolló tan rápidamente como anticipamos”, detalla la presentación de Ener1 en la documentación presentada a la comisión nacional para el mercado de valores de Estados Unidos.

La gran pregunta es ¿cuándo será la demanda suficiente? Un analista de Deutsche Bank asegura que los fabricantes de baterías simplemente tienen que esperar a que crezca el mercado de los coches eléctricos. “Estamos convencidos de que las fábricas que se construyan se usarán a largo plazo. Es una cuestión de tiempo y de cuánto pueden esperar las empresas fabricantes de baterías”.

El caso es cuánto podrán aguantar. Porque Ener1 no es la única empresa con problemas. A123 Systems también tuvo que despedir a trabajadores cuando Fisker Automotive, redujo sus pedidos.

Las predicciones de Deutsche Bank afirman que la capacidad de producción de baterías a escala mundial superará a la demanda hasta 2015 (en 2009 las mismas fuentes aseguraban que doblaría a la demanda en 2015). Las fábricas se han ido haciendo más pequeñas desde entocnes en Estados Unidos… y planes como el de crear la mayor fábrica europea de baterías en Vigo se han paralizado.

El caso es que todos los fabricantes tienen planes para construir vehículos eléctricos (obligados por la ley). Hoy, fabricar una baterías de ion-litio para un coches eléctricos cuestan unos 466 euros por kilovatio hora, pero nada indica que no bajen hasta los 195 euros por kilovatio hora que cuestan las baterías de los portátiles. Lo malo sería que no se cumplieran estos objetivos, los coches eléctricos no bajasen de precio y la demanda no crezca tan rápido.

Vía:Technology Review

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